24 de marzo de 2014

Derechos Humanos de ayer y hoy...



Como todo hecho importante de la historia, la represión argentina iniciada en el año 1.976, ha producido cambios en la forma de pensar de nuestra sociedad.

El 24 de marzo de 1976 marcó el inicio de una etapa en la que era necesario agudizar la represión debido al alto nivel de organización popular y lucha que la sociedad había alcanzado. Así, con el objetivo de insertar el modelo económico neoliberal en nuestro país y ante la amenaza que representaba una sociedad comprometida con un cambio social, se recurrió al terrorismo de estado que contemplaba un plan sistemático de secuestro, tortura y asesinatos que dejó como saldo 30.000 desaparecidos, 500 robos de bebés, una clase trabajadora desarticulada y una sociedad atemorizada y disciplinada.
El derecho a la vida, a la integridad personal, al proceso, a no sufrir condiciones inhumanas de detención y a no padecer de un acto de negación de la justicia y/o ejecución sumaria, fueron violados de una manera sistemática por la represión.

La vuelta a la democracia en 1983 trajo tranquilidad a la sociedad .Sin embargo las leyes de obediencia debida y punto final, y posteriormente, el indulto a los genocidas demostraba que la misión del gobierno militar fue cumplida con éxíto: la inserción de nuestro país al modelo económico neoliberal. Desde entonces, este modelo se profundizó duramente durante los 90´profundizando la desigualdad social. Mientras exista una sociedad en la que algunos pocos poseen mucho y otros muchos poseen poco, será necesario la existencia de un estado que garantice esa desigualdad.

Con el objetivo de derrotar la organización popular cumplido, tomaron protagonismo otras formas de represión dirigidas a ejercer control social sobre los más pobres para asegurarse que nunca más se pusiera en disputa el sistema.

En los últimos años, fruto de la lucha por la memoria y la justicia protagonizada por las diferentes organizaciones de Derechos Humanos, se dieron pasos fundamentales contra la impunidad por los crímenes cometidos durante la última dictadura cívico- militar.  Lo que nos lleva a pensar en los pasos que hemos conseguido como pueblo luego de muchos años de lucha, pero también nos pone sobre la mesa las deudas que hoy.

A treinta años del fin de la Dictadura, la represión por causas políticas, el gatillo fácil, y la corrupción dentro de los aparatos represivos siguen siendo moneda corriente. La tortura en comisarías y cárceles, el hostigamiento a los pibes de barrio, persecución a los trabajadores organizados, represión directa a la movilizaciones, la criminalización de la protesta mediante leyes antiterroristas y el proyecto x, la tercerización de la represión a través de patotas, etc, son todas herramientas de represión preventiva que los gobiernos siguen utilizando para mantener el orden establecido. El avance de la sojización, la tercerización laboral, la falta de vivienda, o la mega minería, han tenido su correlato en más casos de represión y de asesinato de personas.

La juventud sigue siendo la víctima principal en casos que vinculan negocios ilegales –como el narcotráfico la trata y la prostitución-, que están directamente asociados a los aparatos policiales.

A treinta años de la vuelta de la democracia, la represión tiene mas de 3800 muertos, 210 desaparecidos y 5000 procesados por luchar.

Por todo esto, solo existirá una respuesta integral desde los Derechos Humanos cuando logremos poner fin a cualquier tipo de represión y persecución política, cuando la justicia llegue hasta las ultimas consecuencias con las responsabilidades de los asesinatos políticos y sociales cometidos tanto en Dictadura como en Democracia, cuando no haya ningún tipo de persecución política en nuestro país ni marcos institucionales que lo amparen, y cuando logremos que en nuestro país Derechos Humanos como la salud, la vivienda, el trabajo y la educación sean realmente para todos y todas, sin pobreza ni exclusión.


     


   Fuentes:   sociedad de resistencia mendoza
                   Frente Dario Santillán - Carta abierta  por la justicia y los derechos humanos de  ayer y de hoy.

8 de marzo de 2014

Mujer...



Soy india.
Morena, chata de la cara,
en un país
obsesivamente racista.
Soy lesbiana,
en una nación
que compulsivamente me persigue.
Insisto,
en la libertad de decidir sobre mi cuerpo,
en territorio
de quienes realizan leyes
que buscan doblegarme.
No creo en su dios,
aun cuando habito un Estado
opresivamente católico.
Invoco a las diosas,
dentro de un patriarcado
que hace miles de años intenta ocultarlas.
Participo en la lucha laboral,
de un pueblo
ya comerciado y en las manos del patrón.
Conozco la importancia
de la labor contestataria,
cuando en mi patria
se encarcela a quien disiente.
Soy antiimperialista,
viviendo al lado de Bush.
Soy gorda,
en la cuna
de la tortura estética,
de la anorexia y de la bulimia.
He dado a luz,
en una era
que acabó con la esperanza,
ya hace tiempo.
Le apuesto a la lucha libertaria,
en el reino del televisor.
Soy pobre,
en un planeta
en donde comen migajas
tantos millones de pobres.
Soy feminista,
en una tierra hostil
a la palabra mujer.
Soy mujer.
En un tiempo
en que el feminicidio
nos ha vuelto desechables.
Por supuesto,
dicen que estoy loca,
extremadamente loca.
Que soy rara, que me he vuelto extraña.
Que no tengo lugar en el mundo.
Entonces, no me queda de otra:
Tengo que darle nombre al racismo,
que señalar el desprecio,
que elegir sobre mi vida,
que armarme antipatriarcal,
que inventar la fe para dársela a mi hija,
que rebelarme contra el patrón,
que escribir por la libertad a las presas políticas.
que denunciar al imperio,
que amar mi cuerpo,
que apagar el televisor,
que mostrar mis bolsillos,
que actuar contra la misoginia,
que buscar justicia para las mías,
que demandar castigo a los asesinos.
Es por todo ello,
que no tengo más remedio
que darles la mala noticia
a las buenas y tranquilas conciencias:
Estoy aquí.
Exigiendo a gritos,
la parte que me corresponde del mundo.
Y no voy a callarme la boca, ni a desaparecer.



Por Patricia Karina Vergara Sánchez
Feminista, periodista y profesora.